Canción
Música: Marcelo Saraceni
Letra: José Arenas
Llegaba de casualidad
Y se encontraba en la ciudad
Con un adiós, y con el fin de su niñez.
Sabía mentirles por detrás,
Risa de azul y miel con sal,
A los muñecos y a la piel. Nena fatal.
Lloró una vez y nunca más
Cuando en un bar, a plena luz de los demás,
Se ahogó en un té sin endulzar
Y un viejo Dandy le clavó una soledad.
Él se llamaba Decepción,
Tenía sólo un tango al sur,
Que le quedó al rematar toda su edad.
Vivía en la calle del temor,
Y los domingos con el sol
Salía del brazo gris de su tranquilidad.
Sonrió una vez y siete, no
Cuando olvidó mirar el día y aletear.
Las plumas grises sin usar,
y la llovizna de una vida en soledad.
Ella le dijo: Tengo un beso y una guerra,
Para escaparnos y empezar a iluminar.
Él se incendió de escandalosa juventud,
Le dio la mano y la promesa de volar.
Una vergüenza de vivir en libertad
Se les colaba algunas veces en el sueño.
Y se encontraba en la ciudad
Con un adiós, y con el fin de su niñez.
Sabía mentirles por detrás,
Risa de azul y miel con sal,
A los muñecos y a la piel. Nena fatal.
Lloró una vez y nunca más
Cuando en un bar, a plena luz de los demás,
Se ahogó en un té sin endulzar
Y un viejo Dandy le clavó una soledad.
Él se llamaba Decepción,
Tenía sólo un tango al sur,
Que le quedó al rematar toda su edad.
Vivía en la calle del temor,
Y los domingos con el sol
Salía del brazo gris de su tranquilidad.
Sonrió una vez y siete, no
Cuando olvidó mirar el día y aletear.
Las plumas grises sin usar,
y la llovizna de una vida en soledad.
Ella le dijo: Tengo un beso y una guerra,
Para escaparnos y empezar a iluminar.
Él se incendió de escandalosa juventud,
Le dio la mano y la promesa de volar.
Una vergüenza de vivir en libertad
Se les colaba algunas veces en el sueño.
Una alegría pequeña,
Una paloma porteña
Y la dulzura de aquel
“nunca más”.
Todos manchados de ser par
Tienen las ganas de parir felicidad
Flameando azul de piel en piel
Y con su barco de aserrín
Naufragan una y otra vez
En la sonrisa de esquivar la decepción.
Si los llegás a ver ahí
Donde se prende el alba nueva en la ciudad,
No preguntes a dónde van
Llevándose la luz del día en el ojal.
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